Realismo filosófico
Término utilizado para dos orientaciones doctrinales distintas de la epistemología.
En la filosofía moderna, el término realismo se aplica a la doctrina que manifiesta que los objetos comunes percibidos por los sentidos, como mesas y sillas, tienen una existencia independiente del propio ser percibido. En este sentido, es contrario al idealismo de filósofos como George Berkeley o Immanuel Kant. En su forma extrema, llamado a veces realismo ingenuo, se piensa que las cosas percibidas por los sentidos son en rigor lo que parecen ser. En versiones más complejas, a veces denominadas como realismo crítico, se da alguna explicación de la relación entre el objeto y el observador que tiene en cuenta la posibilidad de que tengan lugar ilusiones, alucinaciones y otros errores de la percepción.
En la filosofía medieval, el término realismo hacía referencia a una posición que consideraba las formas platónicas, o conceptos universales, como reales. Esta posición se llama ahora realismo aristotélico. En la filosofía de Platón, un nombre común, como cama, se refiere a la naturaleza ideal del objeto, sugerida por su definición, y esta naturaleza ideal tiene una existencia metafísica independiente de los objetos particulares de esta clase. Así, la circularidad existe aparte de los círculos particulares, la justicia, independientemente de los individuos o Estados justos particulares, y la idea de cama, independientemente de las camas particulares. En la Edad Media, esta posición fue defendida frente el nominalismo, que negaba la existencia de tales universales. Los nominalistas afirmaban que los muchos objetos llamados por un único nombre no comparten nada sino sólo dicho nombre. El término medio entre estas dos posiciones incluía el realismo moderado, que afirmaba que los universales existen en los objetos del mismo tipo pero no independientes de ellos, y el conceptualismo, que mantenía que los universales podrían existir con independencia de los objetos de un tipo particular, pero sólo como una idea de la mente, no como una entidad metafísica que existe en sí misma.
El término realismo, interpretado con facilidad en su aplicación a la filosofía, no significa ni defensa de un mundo natural, ni oposición al idealismo (el opuesto de éste sería, en todo caso, el empirismo), ni siquiera está ligado de forma directa o explícita con la verdad. Las tesis fundamentales de todo realismo se pueden enunciar como sigue:
- el objeto de conocimiento es independiente del sujeto de conocimiento,
- en lo fundamental, el conocimiento del objeto no es diferente del objeto.
La razón por la que el término realismo se aplica a corrientes filosóficas muy diferentes entre sí, es la naturaleza del objeto. Puede ser material, pero también un objeto espiritual, una creación matemática, una idea, una teoría científica etc.
Análogamente, las posturas no realistas defienden que el objeto sólo existe en nuestra mente, o bien que ni siquiera tiene sentido hablar de que dicho objeto exista. Como posturas no realistas en algún sentido dado encontramos los idealismos, el instrumentalismo, el nominalismo, etc.
Filosofía medieval
El uso más antiguo del término es en contraposición al nominalismo y al conceptualismo y de las cosas. El es un realismo moderado en el que los universales son realidades en la mente y, aunque carecen de existencia independiente, tienen su fundamento en las cosas existentes. El nominalismo afirma que los universales no existen en absoluto, son flatus vocis, palabras que utilizamos para describir grupos de objetos.
Con arreglo a estas categorías, la teoría de las Ideas de Platón se denominó realismo platónico ya que asumía la existencia de universales. Pero no hay que perder de vista que se trata de una denominación aplicada en siglos posteriores a Platón y que se trata de una simplificación de sus ideas. Algo similar se puede decir de Aristóteles, al que se denominó realista moderado, aunque esto en realidad es más adecuado para el aristotelismo tomista medieval. lala !)
A partir del Renacimiento y, principalmente, de la edad moderna el realismo entró en crisis en la filosofía ante el empuje de los idealismos. El realismo metafísico defendía que el ser (las cosas) tiene existencia independiente de la conciencia. El realismo gnoseológico (que se ocupa del modo de conocer las cosas) afirmaba que, en contraposición al idealismo transcendental de Kant, nos es posible conocer las cosas sin que nuestra conciencia imponga sus categorías.
En la edad contemporánea el realismo ha recuperado prestigio entre los filósofos. El principal responsable quizá sea el neorrealismo que nació a finales del siglo XIX en los países anglosajones.
El realismo ingenuo se identifica con el naturalismo filosófico en el sentido de que el punto de partida es la existencia de la naturaleza. Es la posición intuitiva, del "sentido común".
El realismo crítico afirma que existe la cosa en sí, pero que el objeto inmediato de conocimiento no es necesariamente ésta, sino un conjunto de cualidades pertenecientes a la cosa.
Para el realismo absoluto no hay diferencia, ni puede haber, entre el objeto de conocimiento y la cosa en sí. El realismo materialista del materialismo dialéctico es un tipo de realismo absoluto que ha sido desarrollado por los seguidores de Karl Marx, fundamentalmente Lenin. Añade la tesis de que nuestro conocimiento no es invariable, y siempre hay que razonar dialécticamente.
El neotomismo defiende un realismo no naturalista. Existe la cosa en sí independientemente de nosotros, pero esta existencia no se reduce a los objetos naturales, también existen los objetos espirituales.
El existencialismo analiza la existencia del hombre en el mundo, por lo que el realismo forma parte de su misma base.
El realismo liberal (Antonio Muñoz Ballesta) analiza las sociedades del siglo XXI basadas en los principios realistas de lo político y en la ciencia social y económica de la Escuela Austriaca de Economía.
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